martes, 30 de abril de 2013

LA MUERTE DE JASÓN

           En este post voy a relatar un episodio del mito de Jasón y los Argonautas que en la miniserie no fue tratado.
La película acaba con la boda de Jasón y Medea. Esto nos deja a medias, ya que la historia no acaba ahí, sino que tiene un final totalmente distinto: Jasón traiciona a Medea, ella se venga de él y finalmente éste encuentra la muerte junto a su amada nave Argo. 

           He aquí lo que el mito cuenta sobre el final del viaje:
  El héroe pasó diez felices años en compañía de Medea, que le dio dos hijos. Pero como  Jasón anhelaba el poder, decidió abandonar a Medea para casarse con la hija del rey de Corinto, que era una bella joven llamada Creusa. De este modo pensaba que algún día acabaría reinando en la ciudad.
Pero Jasón no previó bastante bien las consecuencias de sus actos. Al sentirse abandonada, Medea concibió una venganza cruel. Envió a Creusa un vestido de novia como regalo de boda, y, cuando la joven se la probó, un fuego abrasador empezó a recorrer todas sus venas, puesto que el vestido estaba envenenado con una droga mágica. Creusa murió atormentada por dolores terribles; pero Medea todavía no quedó bastante satisfecha con aquella atrocidad, y a continuación asesinó los dos hijos que había tenido con Jasón porque quería que el héroe sufriera tanto como ella. Y después de cometer todos estos crímenes horribles, Medea se subió al carro volador de su abuelo Helio y huyó sin despedirse de nadie.
Medea no se había equivocado, porque el corazón de Jasón se rompió cuando vio los cuerpos sin vida de sus hijos. Para superar aquella terrible desgracia, Jasón abandonó Corinto y volvió un tiempo a Yolcos.
Un día, se acercó al puerto para ver nuevamente la Argo, que se estaba pudriendo encallada en las rocas, y se sentó a la sombra del mascarón de proa, que representaba a Hera. Jasón recordó los tiempos gloriosos en que había viajado a la Cólquide: evocó los días de amor con Hipsípila, la victoria contra los toros salvajes de Eetes y la camaradería entrañable que unía a los argonautas. Pero no había ningún recuerdo tan gratificante como el de la conquista del vellocino. Jasón lo evocaba con tanta fuerza que era como si todavía lo tuviese ante los ojos, más resplandeciente que el Sol.
Y entonces, mientras el héroe revivía aquel momento de felicidad, la pesada figura del mascarón de la Argo se desprendió  de la nave y cayó encima de Jasón. El golpe al cráneo fue tan fuerte que el héroe murió al instante. Era bien claro que Hera se había compadecido de Jasón: sabía que ahora la vida le resultaba pesada y le había concedido una muerte rápida para que su corazón descansara en paz. Pero como estaba escrito que la aventura de Jasón tenía que quedar muy guardada en la memoria de los hombres, Zeus bajó de la parte más alta del Olimpo, recogió la proa de la Argo y la colocó entre las estrellas. Y todavía ahora continúa en el mismo lugar donde la dejó, centelleando todas las noches en el cielo y recordando a todo el mundo el célebre viaje de Jasón a la Cólquide. 

            Para terminar decir que  yo creo que este episodio no se recogió en la miniserie porque a los espectadores les gustan más los finales felices y no un final donde los hijos son asesinados por la propia madre y el personaje principal muere.

MEDEA EN MITOS Y LEYENDAS

          En este post voy a comparar el episodio de Mitos y leyendas sobre Medea con la historia  de ésta.

        Según el Diccionario de Mitologia Griega y Romana de Pierre Grimal, Medea es hija del rey de la Cólquide, Eetes. Es, por tanto, nieta del Sol (Helio) y de la maga Circe. Su madre es la oceánide Idía. Sin Medea, Jasón no hubiera podido conquistar el toisón de oro; ella le da el ungüento que ha de protegerlo contra las quemaduras de los toros de Hefesto y adormece al dragón que custodiaba con sus hechizos. 
Una vez logrado el vellocino de oro, Medea huyó con Jasón y los Argonautas. Todas las leyendas concuerdan en este punto: él le había prometido casarse con ella, y todos los crímenes ulteriores de Medea quedan justificados, o siquiera explicados, por el perjurio de  Jasón. Para seguirlo y darle la victoria, la doncella no sólo había traicionado y abandonado a su padre, sino también se había llevado como rehén a su hermano Apsirto, al cual no vaciló en matar y despedazar para retrasar la persecución de Eetes.
El matrimonio de Jasón y Medea se celebró en el país de Alcínoo. La pareja vivió una temporada en Corinto, hasta el día en que el rey Creonte quiso casar a su hija con el héroe. Decretó el destierro de Medea, pero ésta consiguió demorarlo un día, tiempo que aprovechó para preparar su venganza. Impregnando con veneno un vestido, así como adornos y joyas, los envió por mediación de sus hijos, a su feliz rival. Tan pronto Creusa, la hija del rey Creonte, se las puso, la abrasó un misterioso fuego, y lo mismo ocurrió con su padre, que había acudido en su auxilio. También se incendió el palacio. 
Mientras tanto, Medea daba muerte a sus propios hijos en el templo de Hera y luego escapaba hacia Atenas volando en un carro tirado por caballos alados, regalo de su abuelo el Sol. Ella había huido a Atenas porque, según se decía, se había asegurado la ayuda de Egeo antes de cometer el crimen contra sus hijos. Declaró a Egeo que podría darle descendencia si se casaba con ella. Años más tarde trató, aunque en vano, de provocar la muerte de Teseo cuando éste llegó para hacerse reconocer por su padre. Entonces fue desterrada de Atenas y volvió al Asia, acompañada de su hijo Medo, que había tenido con Egeo y es el epónimo del pueblo de los medos. Luego regresó a la Cólquide, donde Perses había destronado a Eetes e hizo matar a Perses para restituir el reino a su propio padre.

         El vídeo cuenta la historia de Medea casi de la misma manera, excepto pequeñas diferencias. 
     - Aquí se nos dice que Apsirto, hijo del rey Eetes y hermano de Medea, era adulto. En el mito Apsirto es un niño, incapaz de tomar alguna decisión. 
      - Al final de la historia se nos presenta a una Medea llena de remordimiento. Esto tampoco es del todo verdadero, ya que Medea había planeado su huida a Atenas, junto a Egeo.

lunes, 29 de abril de 2013

HILAS Y LAS NINFAS DEL ESTANQUE


Esta vez hemos decidido tratar un mito no tan conocido -aunque no por ello menos importante- cuyas características  hacen de él algo diferente al resto de mitos hasta ahora expuestos en nuestro blog
En clase vimos una serie sobre Jasón y los Argonautas, tema que estábamos estudiando, y se nos presentó la posibilidad de esquisar algún pasaje de esta historia que no apareciera en esta adaptación. Finalmente nos decidimos por éste, el de Hilas y las ninfas del estanque.


En una de sus copiosas aventuras, el héroe Hércules (Heracles), que se encontraba inmerso en una lid contra los dríopes, dio muerte al rey Tiodamante y dejó, con ello, a un hijo huérfano. Mas como los mortales no son los primeros a los que lo hermoso hermoso les parece, el guerrero del corazón de bronce -que afrontó al terrible león-1 quedó prontamente prendado del joven huérfano Hilas. La belleza y ternura del joven efebo era tal que domeñó e hizo presa de él al paladín Heracles. A partir de aquí el doncel Hilas devino en pupilo e incondicional de Hércules.

Un día, Hércules decidió agregarse, llevando con él a Hilas, a la denodada empresa de los Argonautas en la búsqueda del vellocino de oro. Durante una escala de la nave Argos en Misia, los Argonautas aprovecharon para realizar algunas tareas indispensables. Hércules bajó de la nao y se dispuso a talar un árbol para intentar reparar un remo que había roto durante la larga travesía. También Hilas desembarcó, pues había recibido el cometido de buscar agua para la marinería en algún riachuelo cercano.

Entonces, cuando Hilas se encontraba próximo al río Ascanio, unas ninfas -Éunica, Málide y Niquía- se percataron de la hermosura del mancebo y decidieron atraerlo hacia sí para poder conferirle el poder de la perennidad. Consiguieron así que Hilas, que se encontraba ahora hundiendo su jarra, cayera al agua. El joven consiguió, antes de zambullirse violentamente, producir un quejido presto que tan sólo logró percibir Polifemo, que había saltado a tierra junto a Hilas y Heracles. Inmediatamente, Polifemo desenvainó y blandió su espada temiendo que el joven hubiese sido presa de alguna bestia.

Polifemo estuvo llamándolo holgada y vanamente, pues, sólo consiguió encontrar a Hércules. Cuando Polifemo hizo partícipe a Hércules de sus sospechas sobre qué le había podido ocurrir a Hilas, Hércules quedó roto; sentía ora  melancolía, porque había perdido a aquello que más quería, ora inquina, por haberse separado un sólo instante de su mejor consorte. ‘¡Hilas, Hilas, Hilas!’, gritó doliente Hércules, mas aún creyendo escuchar Hércules la respuesta de Hilas comprendió que nunca más volvería a ver a aquella persona con la que tantas cosas había  compartido y vivido.  

       Una vez expuesto el episodio mitológico, podemos intuir que se ha prescindido de su presencia en la miniserie dado que no aporta nada relevante al argumento principal del viaje de Jasón y los Argonautas.



1. Palabras del poeta griego Teócrito.