En este post voy a relatar un episodio del mito de Jasón y los Argonautas que en la miniserie no fue tratado.
La película acaba con la boda de Jasón y Medea. Esto nos deja a medias, ya que la historia no acaba ahí, sino que tiene un final totalmente distinto: Jasón traiciona a Medea, ella se venga de él y finalmente éste encuentra la muerte junto a su amada nave Argo.
He aquí lo que el mito cuenta sobre el final del viaje:
El héroe
pasó diez felices años en compañía de Medea,
que le dio dos hijos. Pero como Jasón anhelaba el poder,
decidió abandonar a Medea para casarse con la hija del rey de
Corinto, que era una bella joven llamada Creusa. De este modo pensaba que algún día acabaría reinando en la ciudad.
Pero
Jasón no previó bastante bien las consecuencias de sus actos. Al
sentirse abandonada, Medea concibió una venganza cruel. Envió a
Creusa un vestido de novia como regalo de boda, y, cuando la joven se
la probó, un fuego abrasador empezó a recorrer todas sus venas,
puesto que el vestido estaba envenenado con una droga mágica. Creusa
murió atormentada por dolores terribles; pero Medea todavía no
quedó bastante satisfecha con aquella atrocidad, y a continuación
asesinó los dos hijos que había tenido con Jasón porque quería
que el héroe sufriera tanto como ella. Y después de cometer todos
estos crímenes horribles, Medea se subió al carro volador de su
abuelo Helio y huyó sin despedirse de nadie.
Medea no se había equivocado, porque el corazón de Jasón se rompió cuando vio los cuerpos sin vida de sus hijos. Para superar aquella terrible desgracia, Jasón abandonó Corinto y volvió un tiempo a Yolcos.
Un día, se acercó al puerto para ver nuevamente la Argo, que se estaba pudriendo encallada en las rocas, y se sentó a la sombra del mascarón de proa, que representaba a Hera. Jasón recordó los tiempos gloriosos en que había viajado a la Cólquide: evocó los días de amor con Hipsípila, la victoria contra los toros salvajes de Eetes y la camaradería entrañable que unía a los argonautas. Pero no había ningún recuerdo tan gratificante como el de la conquista del vellocino. Jasón lo evocaba con tanta fuerza que era como si todavía lo tuviese ante los ojos, más resplandeciente que el Sol.
Y entonces, mientras el héroe revivía aquel momento de felicidad, la pesada figura del mascarón de la Argo se desprendió de la nave y cayó encima de Jasón. El golpe al cráneo fue tan fuerte que el héroe murió al instante. Era bien claro que Hera se había compadecido de Jasón: sabía que ahora la vida le resultaba pesada y le había concedido una muerte rápida para que su corazón descansara en paz. Pero como estaba escrito que la aventura de Jasón tenía que quedar muy guardada en la memoria de los hombres, Zeus bajó de la parte más alta del Olimpo, recogió la proa de la Argo y la colocó entre las estrellas. Y todavía ahora continúa en el mismo lugar donde la dejó, centelleando todas las noches en el cielo y recordando a todo el mundo el célebre viaje de Jasón a la Cólquide.
Medea no se había equivocado, porque el corazón de Jasón se rompió cuando vio los cuerpos sin vida de sus hijos. Para superar aquella terrible desgracia, Jasón abandonó Corinto y volvió un tiempo a Yolcos.
Un día, se acercó al puerto para ver nuevamente la Argo, que se estaba pudriendo encallada en las rocas, y se sentó a la sombra del mascarón de proa, que representaba a Hera. Jasón recordó los tiempos gloriosos en que había viajado a la Cólquide: evocó los días de amor con Hipsípila, la victoria contra los toros salvajes de Eetes y la camaradería entrañable que unía a los argonautas. Pero no había ningún recuerdo tan gratificante como el de la conquista del vellocino. Jasón lo evocaba con tanta fuerza que era como si todavía lo tuviese ante los ojos, más resplandeciente que el Sol.
Y entonces, mientras el héroe revivía aquel momento de felicidad, la pesada figura del mascarón de la Argo se desprendió de la nave y cayó encima de Jasón. El golpe al cráneo fue tan fuerte que el héroe murió al instante. Era bien claro que Hera se había compadecido de Jasón: sabía que ahora la vida le resultaba pesada y le había concedido una muerte rápida para que su corazón descansara en paz. Pero como estaba escrito que la aventura de Jasón tenía que quedar muy guardada en la memoria de los hombres, Zeus bajó de la parte más alta del Olimpo, recogió la proa de la Argo y la colocó entre las estrellas. Y todavía ahora continúa en el mismo lugar donde la dejó, centelleando todas las noches en el cielo y recordando a todo el mundo el célebre viaje de Jasón a la Cólquide.
Para terminar decir que yo creo que este episodio no se recogió en la miniserie porque a los espectadores les gustan más los finales felices y no un final donde los hijos son asesinados por la propia madre y el personaje principal muere.